domingo, 15 de abril de 2012

Merecido descanso en las vidas real y virtual

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Una desestima muchas veces, y subestima también, lo necesario que es un descanso "de verdad" para recuperar y recargar energías. Nos sobrecargan tanto lo cotidiano, la familia, el trabajo, la vida real y hasta la virtual que, aún gustándonos que nos apabullen cuando nos dedicamos a ellos, olvidamos que, sin energías, difícilmente podamos enfrentarlos tan o mejor como nosotros quisiéramos.

Es por eso que me di una autoterapia fabulosa y decidí, como no lo hacía en buen tiempo, desconectar, tirar un cable a tierra, cerrar mi abultada agenda de asuntos pendientes y abrir mi booking list para vacacionar unos días con mi pequeña familia cubano-berlinesa.

Valió la pena posponer reuniones, asesorías, limpiezas, visitas, lecturas. En esos días "ausente" me pareció que me faltaba una mano, una pierna, qué sé yo, sobre todo por la desconexión voluntaria de Internet, por no estar pendiente de noticias sobre Cuba, por no pasar la voz con otras para llamar la atención, por no comunicar nada ni comunicarme con nadie.

Pero valió la pena: mi esposo, los dos chiquillos, un can juguetón y yo dimos rueda de lo lindo por el norte de Italia, desconectamos, descansamos. Nos penetraron la piel, nos bañaron los ojos, nos alargaron la existencia la imponente cultura, las amenas costumbres, la deliciosa comida, la agitada vida en Venecia, Florencia y Pisa. Largamos las suelas caminando por ellas y por otras casi diez ciudades italianas.

A veces, no podía evitar comparar, recordar, deplorar... Cuando no me preguntaba "¿Llegará ésto a Cuba?", me decía "¡Claro que aquello no durará una eternidad!". Es cierto que no todos los más de dos millones y medio de cubanos que vivimos fuera de la isla tenemos un trabajo. Es falso que afuera sólo se pasan necesidades, no escasean las tragedias y el capitalismo devora a sus inquilinos. La "famosa" crisis la dibujan en Cuba con otros colores, los más nefastos. Yo no la noté por donde fui, y eso que no sólo visité lugares turísticos, y eso que también sobre Italia se comenta mucho en los círculos sobre deudas, crisis y retroceso...

No pretendo pavonearme de lo visto, lo oído, lo tocado o lo ingerido durante casi dos semanas. Quiero transmitirles que en ellas recargué mis pilas como lo esperaba, como lo necesitaba. No me sonroja hacerles el cuento y menos aún mostrarles tres fotos que hice a unos sueños que quise hacer realidad un día pero que sabía que, viviendo en Cuba, muy probablemente no podría hacer realidad nunca:

Vista del Gran Canal desde el Puente de Rialto, el más famoso de Venecia. Abril 2012


El David de Miguel Ángel. Galería de la Academia, Florencia, Abril 2012


La Torre de Pisa. Pisa, Abril 2012


Recuperé, recargué energías. Descansé. E hice realidad tres grandes sueños. Y ahora, de regreso a mis vidas virtual y real, que son parte de una sola y continúan.
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